Charles Chaplin, uno de los primeros genios de la historia del séptimo arte, se resistía a dejar atrás el cine mudo y, aunque Tiempos modernos, estrenada hace ahora 75 años, fue anunciada como su primer filme sonoro, su autor buscó la manera de ridiculizar la palabra en su sátira sobre el capitalismo.
Corría el año 1936 y Charles Chaplin todavía no había estrenado ninguna película sonora. Nueve años después de que The jazz singer revolucionara el séptimo arte, el legendario cómico había hecho oídos sordos a las demandas del nuevo público y seguido su trayectoria con títulos como City Lights.
Mientras observaba la caída de estrellas como Gloria Swanson o Buster Keaton por la llegada de la palabra, Chaplin se aferró a la vieja escuela, a su tierno y silente vagabundo que, con bombín y zapatones, había conquistado a millones de espectadores con sus capacidades mímicas.
Tiempos modernos, con Charlot incluido, fue concebida como su rendición crítica al avance inexorable de la tecnología, que bien podría haberse anunciado con algo parecido al célebre "¡Garbo habla!" cuando la actriz sueca se dejó oír por primera vez en una pantalla.
Corría el año 1936 y Charles Chaplin todavía no había estrenado ninguna película sonora. Nueve años después de que The jazz singer revolucionara el séptimo arte, el legendario cómico había hecho oídos sordos a las demandas del nuevo público y seguido su trayectoria con títulos como City Lights.
Mientras observaba la caída de estrellas como Gloria Swanson o Buster Keaton por la llegada de la palabra, Chaplin se aferró a la vieja escuela, a su tierno y silente vagabundo que, con bombín y zapatones, había conquistado a millones de espectadores con sus capacidades mímicas.
Tiempos modernos, con Charlot incluido, fue concebida como su rendición crítica al avance inexorable de la tecnología, que bien podría haberse anunciado con algo parecido al célebre "¡Garbo habla!" cuando la actriz sueca se dejó oír por primera vez en una pantalla.
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